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Ante una situación de emergencia en el centro de trabajo, es vital comportarse de una manera adecuada. La reacción inicial, la respuesta inmediata y los pasos posteriores a seguir, son determinantes para salir airosos de una situación que puede convertirse en algo muy peligroso, incluso mortal, para el trabajador afectado y otros que se encuentren en la zona.
Instrucciones, formación y adiestramiento.
En un centro de trabajo, siempre deberán existir unas instrucciones previas, denominadas “Medidas de actuación en caso de emergencias”, que se habrán facilitado a todos los trabajadores referente a las posibles situaciones que pueden producirse en el mismo: incendios, emergencias médicas, derrumbamientos, derrames de líquidos, etc.
Estas instrucciones recogerán el procedimiento de actuación en cada una de ellas, en función de la peligrosidad de las mismas, y de los medios a disposición de los trabajadores, siempre teniendo en cuenta que éstos no son profesionales de la emergencia (bomberos, sanitarios…), y que sus actuaciones van a estar limitadas por sus conocimientos, por los medios disponibles y por la lógica de que no deben arriesgar su integridad física exponiéndose como sí lo harían los servicios de emergencias.
Tras hacer entrega de la información a los trabajadores, la empresa designará a una serie de trabajadores con unas funciones específicas (evacuación del centro, primeros auxilios, etc.), y les formará en el campo o materia que hayan de ejecutar.
Esta formación es imprescindible para que las actuaciones previstas en las “Medidas de actuación en caso de emergencia” funcionen y tengan plena eficacia.
El factor psicológico ante una emergencia.
Si un trabajador ante una emergencia, entra en un estado de excitación elevada (nerviosismo), olvida cómo debe proceder o sufre tal temor que incluso puede quedar bloqueado, las consecuencias para él y para los demás pueden ser fatales.
Ante una situación de emergencia, es fundamental que el trabajador, tenga o no funciones asignadas en las medidas de actuación ante emergencias, mantenga la calma, y actúe con serenidad, conforme a lo previsto en los procedimientos previamente establecidos.
Este factor psicológico, tiene una parte “moldeable” (la que no depende de la personalidad de cada uno), y que se puede trabajar para mejorarla ante estas situaciones, mediante:
- Formación adecuada sobre las emergencias, para saber cómo evolucionan, y los momentos más peligrosos.
- Conocimiento de medios de intervención y evacuación disponibles, cómo nos pueden proteger o ayudar a solventar la emergencia.
- Realización de prácticas y simulacros, para estar preparado antes de que se produzca la emergencia. Respuestas inmediatas ante emergencias.
Ante una situación de emergencia, cualquier trabajador debería seguir un patrón básico de respuesta: la regla PAS.
- PROTEGER. Protegerse a sí mismo, de sufrir daños derivados de la emergencia, y si es posible, a otras personas.
- AVISAR. Llamar a un compañero, para que avise a los responsables de la empresa, o al 112, para poner en marcha la cadena de asistencia.
- SOCORRER / INTERVENIR. Una vez hayamos protegido la zona y a nosotros mismos, y hayamos activado la cadena de asistencia mediante llamadas internas o al 112, podemos, siempre y cuando sea posible, y tengamos formación y medios, intentar socorrer a los afectados o solucionar la emergencia.
En todo caso, la premisa fundamental es NO EXPONERSE innecesariamente, ya que no somos profesionales de la emergencia.