En el entorno laboral existen múltiples casos de enfermedades silenciosas que pueden derivar en dolencias crónicas. Este es el caso de la ‘fiebre del soldador’, ‘fiebre del fundidor’ o ‘fiebre de los humos metálicos’ como suele ser conocida....

El trabajo de las personas que desarrollan su actividad como soldadores, es muy físico y además conlleva un elevado riesgo de intoxicación por inhalación de humos que se originan cuando se sueldan piezas de metal o se realizan trabajos de recubrimiento, relleno, etc.

En casos extremos, el cadmio (presente en algunas aleaciones de soldadura de plata más antiguas) puede provocar la pérdida de conocimiento.

¿Qué es la fiebre del soldador?

Aunque su origen no se conoce con exactitud, ya que los síntomas varían dependiendo de la persona, algunas veces se reduce el número de glóbulos blancos y en algunos casos el contenido de zinc aumenta en la orina y en la sangre. Aun así, los síntomas más habituales son:

Fiebre

Escalofríos

Mialgia

Dolor de pecho

Tos, 

Sabor metálico en la boca

Leucocitosis

etc.

Los síntomas de una toxicidad metálica más grave pueden provocar: sensación de ardor en el cuerpo, shock, falta de producción urinaria, desmayos, convulsiones, dificultad respiratoria, ojos o piel amarilla, sarpullidos, vómitos, diarrea acuosa o con sangre, lo que requiere una atención médica urgente.

Aunque los síntomas desaparezcan a medida que pasen los días, las partículas metálicas que se ha inhalado se quedarán de forma permanente en el sistema pulmonar.

Prevención

Aunque la “fiebre del soldador” parezca peligrosa, se pueden implantar varias medidas preventivas para reducir la exposición a los agentes que lo provocan:

- Equipo de Protección Individual (EPIs): inhaladores de oxígeno, sistema de ventilación, cascos con oscurecimiento, unidades de aire fresco, etc.

- Formación adecuada para la actividad que se va a realizar: formar a los trabajadores es esencial, por eso se les deberá instruir correctamente sobre la naturaleza reactiva de las sustancias químicas y el cuidado extra que deben tener cuando estén trabajando en un entorno metálico específico.

- Informe de examen químico realizado antes de utilizar el equipo de soldadura o, en caso de trabajo a medida. Problemas graves como el óxido de cadmio se pueden evitar con facilidad determinando previamente el contenido químico.

- Aspiración de los agentes contaminantes en el origen.

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